Wednesday, September 22, 2010

The Walkmen + Grizzly Bear


Para momentos de desgano, melancolía y despedida, "The Walkmen" pueden ser idealmente peligrosos. La letánica y rítmica batería se suma a la guitarra que sufre cada nota y una voz con cuerdas vocales cuasi desgarradas con alma de rockstar independiente te llevan a esa meseta donde de a ratos pican de alegría y de ratos te bajan hasta el fondo. Te hace flotar en un neutro, en un cero grados, ni frío ni calor, pero que cuando te acostumbrás, te hace jugar con las ideas.


Si a esto le sumamos que estamos frente a nueva york, en una minúscula isla, mientras garúa finito y las luces de los rascacielos iluminan las nubes bajas. Con los pies en una playa falsa, de arena traída de no se dónde y con palmeras de plástico con luces de neón, todo cobra una dimensión distinta. Un paisaje surreal con una música rockera y lánguida donde el plástico y la mentira del entorno queda enmarcado pro el comportamiento bizarro del público que decide abrir paraguas para que el pelo de sus chicas no se humedezca. Que ridiculez... abrir un paraguas en un recital... Sólo en Nueva York.


Después fue el turno de Grizzly Bear, tal vez una banda de Rock sinfónico de este década donde en vez de admirar el medioevo y los castillos y los dragones, tiene un afán por la perfección sonora. Los coros y las pocas luces que decoraban el escenario fueron suficientes para que viaje un poco. La minúscula isla, sólo abierta para el recital y que a su final quedaba vacía, sin un alma que la transite, Governors Island, e sun buen lugar para disfrutar este tipo de música que te ayuda a tomar perspectiva.

Grandes bandas, gran concierto de ambas. Muy tranquilo, solo, me despedí de los recitales en Nueva York. Tomarse un ferry para ir y volver tiene su mística y la llovizna molesta coronaba una ciudad que ya no sería más mía. Al menos por un tiempo. Al menos, al mismo momento.

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