Thursday, July 14, 2011

Atrasadísimo

Hace rato que no escribo, ni comparto. Lo que no significa que la música no me siga inspirando.
Esto de mantener un canal de comunicación no es fácil.
En resumen. Lo últimos recitales a los que fui después de Bicicletas + Edward Sharpe + Janes Addiction fueron (Pido disculpas pro la falta de fotos y videos pero hay veces que sólo quiero disfrutar:

Manuel Ochoa en Café Vinilo: Caí sin saber que iba a ver. La ventaja de ir a un lugar que sabe seleccionar la música es que (por lo general), suele gustarme todo. Algunas meas, algunos menos, pero todos sorprenden para bien. El trío de Ochoa em gustó mucho, mucho. Las buenas bandas de Jazz tienen esa característica que los ilumina en todos lados. Son como los gatos, siempre caen bien parados. Ya lo había visto a Manuel en Notorius hacía 4 años y cuando lo vi entrar al escenario le pregunté a mi amigo que me había invitado "¿Qué vinimos a ver? Me parece que a este tipo lo conozco". El show fue compacto, diverso, entretenido y sobre todas las cosas, sonó muy bien. Con una copa de vino y unas tapas, fue casi perfecto.



Tomy Lebrero en Café Vinilo: Hay personajes "indie", "modernos", "neo hippies", "hipsters", como queiras llamarlos, que se vuelven un poco molestos. La pose constante y el show por sobre la música, me molestó bastante en este show "peculiar" donde me daban ganas de decirle a Tomás, el lider de la banca, correte un poco y dejame disfrutar de la música.
Suenan bien, muy bien. Tienen mucho humor los temas y eso me gusta. Una cosa cuasi Frank Zappa (en el sentido del humor solamente ehh!) donde la ironía y la música se conjugan bien. En elgunos casos, hubo un exceso de instrumentación o sobreactuación. Es cierto que le público de hoy demanda cada vez más y apar ver tocar una banda solamente, prefieren quedarse en la casa. pero me parece innecesario tanta cosa, tanto ruido, tanto grito y hasta incluso las amenazas con quedarse desnudo en el escenario. Cuando los hacían los sex pistols era rebelde. Hoy en día, creo que la rebeldía pasa por otro lado y debería ser más astuta y menos "chabacana".
Conclusión: Me quedé con ganas de meas música y menos show.

Adriana Calcanhotto en el Gran Rex: Adriana tiene trayectoria, mucha trayectoria Pasó por varios estados, intenciones y estéticas. A diferencia de su paso pro Buenos Aires con "Público" donde deslumbró por la simpleza del show, esta vez, vino con ganas de más, de actualizarse, de hacer más "ruido".
Los temas de su último disco "O microbio do Samba" son muy ella. Nada espectaculares, pero tienen esa dulzura que caracteriza la cadencia de su voz. El show, un espectáculo para disfrutar con todos los sentidos. Con istrionía y mucha delicadeza. el trío de Contrabajo, percusión y guitarra acompañaron a Adriana en todos los temas, incluso en "Vembora", uno de esos temas que te ponen la piel de gallina y no querés que terminen nunca.
El show incluyó algunas incorporaciones sonoras "bizarras" donde Adriana tocó el sintetizador, jugó con una taza, un plato y una bandeja de lata e incorporó un asistente que se dedicó a tirarle papel picado en la cabeza rítmicamente, durante todo el tema.
Admito que las incorporaciones sonoras "modernas" y más "locas", no em gustaron mucho, pero me gusta la idea de un artista consagrado que sigue en la búsqueda que no se deja estar, que incorpora tecnología y que, aunque a veces no funcione, siga probando. Lo importante como siempre, es no dejar de moverse.

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